Cómo organizar una boda sin morir de un ataque de nervios.

domingo, 1 de febrero de 2015

En busca de "EL VESTIDO": Día 1. Primera ruta.


Y llegó uno de los grandes momentos en la vida de toda mujer (o en la de casi todas), el momento de probarse el primer vestido de novia de tu vida. ¡Qué momentazo! Y para mi primer día, para mi estreno, decidí que me apetecía hacerlo de la mano de Pronovias y no pude acertar más en mi elección para ese momento tan bonito. 





Tenía cita a las 11, bueno, teníamos, porque no fui sola. Desde hace mucho tiempo siempre me había imaginado esta primera vez rodeada de la gente que me quería, la más cercana y la de toda la vida. Y no podían ser otras que las chicas de mi familia: mi abuela (la jefa de la familia), mi tía Silvia, mi tía Caty, mi prima Nuri y como no, mi queridísima madre! (también quería que me acompañaran mis damas de honor pero ya éramos un séquito demasiado grande y no era plan de invadir por completo pronovias). 

Y allí estábamos las seis, como un reloj a las 11 en la puerta. Nos asombró la cantidad de gente que había! Pero claro, un sábado, que es cuando la gente tiene más disponibilidad es lo más normal del mundo. Nos hicieron esperar un rato en unos sofás y aprovechamos para mirar los trajes de invitadas y hacer todo tipo de comentarios al respecto. Yo estaba súper nerviosa, y cada vez que alguien preguntaba : ¿Quién es la novia?, ya ni os cuento. Menos mal que mis tías le sacaron la parte divertida a todos los momentos y consiguieron que me relajara un poco. 


En Pronovias se respiraba un ambiente buenísimo, todo el mundo que entraba o salía llevaba una sonrisa impresa en la cara y eso sin querer, se pega y se notaba un buen rollo que me parecía hasta raro en una tienda, pero me hacía sentir genial. Al rato la chica nos hizo pasar a una mesa y nos sentó a todas delante de un ordenador para enseñarnos la selección de vestidos que había hecho previamente yo a través de su página (qué moderneces eh?). 

Lo primero que me preguntó fue con qué presupuesto contaba para ya directamente no ofrecerme según que vestidos para que no me enamorara del vestido equivocado. Y a partir de ahí empezamos a elegir que vestidos me hacía ilusión probarme. Mi "fallo" fue que en mi selección todos los vestidos eran prácticamente iguales, por lo que al final ella tuvo que decirme que me enseñaría más opciones para que también me viera con otros estilos. 


Superado este paso nos hizo subir a una salita donde había una especie de sofá, un espejo gigante y un círculo en medio de la sala para subirme en el momento que empezara a probarme. ¡Qué nervios me entraron en ese momento! Y más cuando me pidió que me desnudara ahí en medio, ale! jaja menos mal que no soy la más pudorosa del mundo porque otra en mi lugar lo hubiera pasado el doble de mal. Y ahí estaba yo, en bragas y sujetador (bragas rosas para ser más exactos porque no había encontrado ningunas negras y discretas por casa, cosas que sólo me pasan a mi). Me dejaron un sujetador sin tirantes y un cancán (no hay cosa menos sexy en el mundo que eso!). Y empezó todo...

Ahí estaba colgadito mi primer vestido...unas cuantas maniobras y ya lo tenía en mi cuerpo. ¡Qué sensación más chula! Pero qué vergüenza sentir que todas las miradas están fijadas en ti! (El día de la boda creo que lo voy a pasar fatal, no lo quiero ni pensar). Me sentí súper guapa, súper estilizada, como una princesa y todo esto, a pesar de que ni por asomo era "mi vestido". Y así, con unos diez vestidos más (bendita paciencia la de la chica que nos atendió!).  


Llegó un momento en que me dió un poco de bajón porque no me gustaba en exceso ninguno, me gustaban, me quedaban bien pero ninguno me transmitía nada, por así decirlo. Al final me quité el último vestido, me puse la bata y salí de la salita tan cual con mi cancán, mi bata y los tacones con mi prima Nuria y nos metimos en el almacén donde estaban todos los vestidos para encontrar alguno que nos "encantara". Cogimos dos o tres y nos gustaron bastante pero "no eran el vestido". Pero me probó un vestido que si que nos encantó a todas! Visto colgado era un poco raro, incluso, un poco atrevido por lo moderno que era, pero una vez puesto...era puro amor y no me podía quedar mejor. Lo tenía todo, era romántico, sexy, hacía un cuerpo brutal y no era el típico vestido de novia clásico de toda la vida (todo lo que yo quería para un vestido de novia). 


Cuando vimos que ese podía ser el "vestido" nos hizo salir fuera, y nos pusimos en una parte con más luz, donde todo el mundo pasa, qué vergüenza! Menos mal que todo el mundo me decía que estaba guapísima (bueno, tampoco creo que me dijeran que parecía un orco por mucho que lo pensaran, no?. Es como cuando ves a un bebé, por mucho que sea horrendo tu siempre dices que es muy mono, precioso o un sin fin de cosas que se te ocurren pero jamás algo negativo. Y supongo que en estos casos pasa lo mismo, jajaja. Mis deducciones y yo.) Una vez colocada en otro de los círculos elevadores para novias (así los voy a llamar a partir de ahora) me colocaron un sin fin de tocados y buf! había cada cosa que daba mucho miedo, pero claro, sobre gustos colores! Pero hubo dos cositas que no me pudieron encantar más. Como me gustaría contaros más detalles pero ya sabéis que ese tema si que es súpeeeer sorpresa y que sólo lo podréis ver el día de la boda y después.


Me enamoré de ese vestido pero no quiero decir que sea "el vestido" porque creo que para sentir eso, en mi caso, tengo que ver más opciones para tenerlo claro. Porque si lo eligiera sin ver otras firmas siempre sentiría que quizás hubiera estado ahí otro vestido que aún incluso me hubiera gustado más. 

Me quité el "vestido" del que me enamoré y me vestí para poner rumbo a la siguiente visita que teníamos planificada, Sueños de novia, una tienda más pequeñita situada en el centro de Palma. Me habían hablado muy bien de ella, pero al llegar todas mis ilusiones se fueron un poquito al suelo. Entramos y hablé con la chica que estaba detrás de un mostrador y le dije que tenía hora, me dijo que esperáramos un momento porque enseguida subiría la chica que estaba abajo. Nos quedamos allí de pie un buen rato esperando entre unos vestidos de invitada que no podían ser más feos (para mi gusto, claro) y eso sin querer, ya nos dió mala impresión porque según como sean los vestidos de invitada de un sitio ya te dan la idea de como pueden ser los de novia. Yo no había visto su web, iba un poco a ciegas (fallo mío por no investigar antes de ir a un sitio) y claro, no sabía con lo que me iba a encontrar hasta que la chica nos hizo bajar las escaleras.


Nos sentamos en unos sofás y nos dió dos catálogos de vestidos. Pasábamos y pasábamos hojas pero os juro que no había ninguno que dieran ganas de probarse (y no por el tema de que venía de Pronovias y que no hay comparación, de verdad, porque yo estoy abierta a cualquier vestido sea de marca o no, sólo busco morir de amor). Vimos los dos catálogos de arriba a abajo y sólo encontramos uno "normal" que me pudiera probar (porque nos sabía fatal irnos de ahí sin probar nada), pero es que no eran mi estilo para nada, eran o muy clásicos o recargadísimos. Le expliqué a la chica que yo buscaba algo diferente, algo juvenil y sencillo, y parecía que lo entendía a la perfección hasta que me habló de un diseñador y me enseñó sus fotos. Quise morir, corpiños blancos y faldas de colores! Buf! No me había entendido para nada. 


Me rendí y me probé el único vestido que parecía normal, pero no, me quedaba fatal, parecía que me había enredado una cortina de mi casa y le había puesto una flor en la cintura y cuando vi su precio aún aluciné más porque eran más de 1000, bastante más. Cuando la chica vió mi reacción y que no me gustaba fue a buscar uno que según ella me iba a encantar, y claro, me sabía fatal y me lo probé por compromiso...Un vestido de un tirante! Mi anticristo! Y encima anudado en la parte de atrás con lazo haciendo un trenzado! Por poco me muero! Una hora estuvo la pobre mujer para hacerme el trenzado y yo con cada lazada que daba sólo estaba deseando que me lo quitara. Cuando me vieron todas sus caras eran un poema, si las hubieráis visto me entenderíais. Lo siento mucho pero no me gustó nada, pero claro es simplemente una opinión. Mi opinión. Porque no todas las novias somos iguales tiene que haber diferentes estilos para que cada una logre encontrar lo que va buscando.  Esta tienda a mi personalmente me dejó con mal sabor de boca pero bueno, dicen que para saber bien lo que quieres tienes que saber muy bien lo que no quieres.

Estábamos agotadas y dimos por finalizado nuestra mañana, no sin antes quedar para el próximo sábado que nos esperan: Aire Barcelona y Rosa Clará. ¡La mañana también promete! :) 







No hay comentarios:

Publicar un comentario